Los vecinos

domingo, 7 de abril de 2013

Despedida



Con hacker o sin, lo cierto es que necesito un cambio. Dejo Casa Azar. Pero sé que volveré pronto, seguro, no sé estar sin escribir ni sin compartir las fotografías que hago. Sí, es una amenaza :) 
Gracias por todo!

jueves, 4 de abril de 2013

Lo que se ve

- Lo que se ve es una visión de lo invisible -dijo el viejo sabio.
La niña parecía demasiado pequeña para entender algo. Sin embargo, mirándose la punta de los zapatos, susurró:
- Todo es invisible. Y cerró sus ojos para demostrarlo. Después se los tapó con sus manos, asegurándose así su propia invisibilidad para los ojos de los demás. 
- ¿Acaso piensas que si algo no se ve no existe? -preguntó el sabio.
- Claro.
Acarició su cabeza, sonrió y añadió:
- Entonces mira mucho y bien, mi niña, que te espera un mundo extenso por descubrir. Pero no olvides que cuando mejor se ve es cuando se cierran los ojos y empiezas a soñar.
La niña le miró como si fuera demasiado mayor para entender algo. Sin embargo, mirándose los dedos de la mano, gritó:
- Yo siempre sueño que me quieren matar. 
- Morimos muchas veces para crecer -dijo él aún a sabiendas que ella no entendería y tal vez se asustaría.
Sin embargo pareció entender. Le besó en la mejilla y se alejó mirando atrás varias veces. Cuánto más se alejaba más adulta parecía y el sabio incluso fantaseó con la idea de que al alejarse tanto como para dar la vuelta a la tierra volvería a su lado desde su espalda convertida en la anciana que él esperaba desde que era un niño. Hasta le pareció ver su figura encorvada en el horizonte. ¿O es que la niña saltaba a la comba disfrutando de su vida y produciendo un efecto óptico que le confundía?
El sabio cerró los ojos. Y la besó en los labios agrietados y acartonados, los que él amaba.

viernes, 29 de marzo de 2013

Pesadilla


En aquella ciudad lo bello era lo grande. Lo simétrico, lo armónico, lo proporcionado, se consideraba vulgar. Lo extraño era lo destacable y dentro de eso, lo era positivamente lo orondo, lo expansivo, lo descomunal. 
En aquella ciudad las casas eran de muchas habitaciones y pocos pisos, crecían dilatándose en grandes avenidas de mínimo ocho carriles o sobre plazas peatonales de kilómetros de circunferencia. Los cipreses estaban prohibidos, los semáforos eran cuadrados y no existía el pequeño comercio sino los grandes almacenes, más grandes que en ningún otro lugar. Todo ocupaba un tamaño XXL: los buzones, las propias cartas, las farolas de tres o cuatro brazos, los contenedores de basura, las aceras y sus bordillos, los sauces llorones que crecían por todos lados expandiendo sus lágrimas.
En aquella ciudad, también las personas eran grandes. Jamás se escuchó una voz de "gordo" o "gorda" de manera despectiva. La circunferencia era lo bello y así también los peinados de las mujeres eran casi todos iguales: casquetes de rizos o de pelo liso, pero circunferencias casi perfectas sobre sus redondas caras. Los pendientes redondos, las monturas de las gafas redondas, los sombreros hongo, el colorete de las mejillas como pequeños planetas sobre el rostro, el perfilador de los labios, las cejas depiladas como medias lunas...
Así le contaba al psicólogo la paciente con obesidad mórbida. 
- ¿Y sabe, doctor? -continuó con su diatriba-, en este sueño repetitivo, el que tengo todas las semanas y me obliga a levantarme para atacar la nevera a media noche, yo, Doctor, yo, no lo creerá, pero soy la única flaca.

miércoles, 27 de marzo de 2013

La confundieron con Dios

Se metió en un huevo y espero. El tiempo suficiente y a temperatura adecuada como para poder renacer de nuevo. Lo que la descolocó es que, al hacerlo, la confundieran con Dios. 
Quería explicar, pero todo lo que decía se entendía mal. 
- Soy una mujer como tú. Descansé y renací, soy como tú.
Algunos pensaron que era tan humilde que abogaba por la sencillez, que esa era la única vía de vida consciente, la única resurrección posible. Otros vieron  una metáfora en sus palabras: todo ser humano es un ser divino y eso nunca muere. Otros vieron ironía, otros engaño, siempre según la capacidad del observador. Y en poco tiempo su nombre se convirtió en profecía, su huevo en icono de lo sagrado, su historia en misterio, su imagen en plegaria y su vida fue reinventada -tal como pretendía, qué paradoja- hasta convertirla en la esperanza de millones de seres humanos.
Antes de morir todavía no había pasado todo eso y aún sin poder imaginar que ocurriría, decidió dejar un testimonio escrito de su verdad: "Lo divino y lo terrenal está en tus ojos. Y lo demoníaco existe para evitar que lo sepas" 
Después de miles de años todavía se busca el huevo y todavía se busca el manuscrito. Sus huesitos ya han desaparecido. Como los de todos.

viernes, 22 de marzo de 2013

Ni llave, ni cerradura ni corazón

- Hay corazones sin cerradura ni llave -sentenció en un susurro mientras se retorcía los dedos con fuerza con el pañuelo de hilo, casi cortándose la circulación. 
No le hablaba a nadie en particular pues en casa estaba sola, pero se lo gritaba a él para que escuchara su queja de alguna manera, tal vez en el goteo incesante de ese grifo sin arreglar de su fregadero que tanto le sacaba de quicio mientras desayunaba, o en los chillidos histéricos de los niños de la plaza cuando quería dormir la siesta y no le dejaban o, contrariamente, en el silencio gelatinoso, como arena movediza, que le atrapaba algunas noches mientras permanecía pegado a ese móvil que nunca sonaba.
- Te equivocas conmigo -continuó después de beber un sorbo de agua-, así no me tienes, así me alejas.
Ni llave, ni cerradura, así me alejas...
Y mientras ella seguía lamentándose de tanta equivocación, de tanta confusión, de tanta maldad, él miraba por el canal digital un partido de fútbol intrascendente y aburrido, lo único que podía hacer cuando no había llave, ni cerradura, ni siquiera corazón.
"Hay torpes que se estafan a si mismos mientras creen que te engañan a ti"